Películas como No sé si cortarme las venas o dejármelas largas y series como La casa de las flores colocaron a Manolo Caro en un lugar muy cómodo en la industria audiovisual mexicana. Sus proyectos siempre fueron bien recibidos por el público y eso le daba tranquilidad a su carrera. Sin embargo, no era todo lo que quería.
Como buen realizador quería más, pero para lograrlo tenía que hacer dos cosas: dejar de filmar en México por un tiempo y hacer lo contrario a lo que alguna vez señaló que fue no trabajar ni con niños, ni con animales ni tocar temáticas de narcotráfico. Así, a su regreso de España, después de cinco años, estaba listo para darle vida a Fiesta en la madriguera, su nueva película.
Justo aprendí que en esta carrera y en el quehacer cinematográfico tienes que dejarte afectar e incomodar si quieres que las cosas salgan bien, siempre lo digo y no solamente por La casa de las flores, sino por las películas que fueron muy bien recibidas, las primeras que hice.
Me pude haber quedado en México haciendo comedia romántica y familiares el resto de mi vida y probablemente me hubiera ido bien, pero tomar riesgos es lo que te puede acercar a convertirte en un mejor realizador y éste es un riesgo muy grande”, compartió el cineasta en entrevista con Excélsior.
Fiesta en la madriguera no es sólo una adaptación de la obra literaria de Juan Pablo Villalobos, es, desde la perspectiva de Caro, la oportunidad de ver desde otra perspectiva —la de un niño privilegiado por la violencia— el problema del narcotráfico en México.
Es una locura Fiesta en la madriguera, pero creo que es importante cambiar el punto de vista de un tema tan complejo que ha dañado tanto a nuestro país y ponerlo desde los ojos de un niño.
Creo que es importante para que la gente sepa que en esto nadie gana y que lo que nos han hecho creer desde el entretenimiento que todo en ese mundo son unos ídolos, llenos de lujos y excentricidades, probablemente es lo que se ve a primera vista, pero lo que pasa en casa es que hay niños creciendo en un marco de violencia horrible”, señaló.
Tochtli es un chico al que le gustan los sombreros, los diccionarios, los samuráis, las guillotinas y el francés, y ahora todo lo que quiere es un nuevo animal para su zoológico privado: un hipopótamo pigmeo de Namibia, pero su historia no podía contarse sin un padre que estuviera dispuesto a satisfacer todos sus deseos.
Y para darle vida a Yolcaut, Caro eligió a Manuel García-Rulfo (The Lincoln Lawyer), quien tiene claro que hasta un criminal como su personaje puede ser un padre casi ejemplar porque “Yolcaut siempre puede”.
La cosa del narco se la dejé a Manolo, que él se encargara de los diálogos y el mundo que crea, yo en lo que me enfoqué mucho fue en el amor y la conexión que tiene Yolcaut con su hijo, de ser un buen padre y sobre todo sabiendo que en el mundo donde viven estos personajes saben que su vida está contada y que en cualquier momento se va a ir y quiere aprovechar al máximo a este niño, de darle todo.
Y no sólo Yolcaut, sino todos los personajes que están ahí, la familia, todos enfocados en darle todo el amor, todos los juguetes, todo lo que se le pueda dar al niño, en eso me enfoqué porque lo demás está ahí. Manolo creó un mundo muy ‘bonito’, en ese sentido, un México que lo traemos súper apegado (la familia), pero desde el punto de vista de un niño que le da un toque fantasioso”, compartió García-Rulfo. “Es un cuento para adultos, pero un cuento”, agregó Caro.
Esta madriguera llena de asesinos, prostitutas, delincuentes y uno que otro político corrupto, plasma a la perfección lo que apunta García-Rulfo: la familia. Cómo estos personajes se convierten en una familia que sabe de lo que vive.
Mi personaje, que es Itzpapalotl, más allá de cuestionarse quién es su patrón o qué es lo que hace, ella hace su labor, los alimenta, los cuida, los protege y los defiende porque cuando la madriguera es atacada, Itzpapalotl la defiende con todo.
Es la naturaleza de ella, de una madre que en su hogar no piensa en las implicaciones sociopolíticas que pueden estar ocurriendo por el trabajo de su patrón, simplemente los atiende”, explicó la actriz Mercedes Hernández.
Pero en esta madriguera de oro no todo brilla, todos saben cuál es su verdadera realidad y que de eso hay que proteger a Tochtli a toda costa, aunque el niño tenga claridad de ambos mundos gracias al personaje de la actriz Teresa Ruiz, quien es la pareja de Yolcaut.
En mi caso he representado a las mujeres del narco, creo que lo que es importante para mí es entender que lo que yo hago es humanizar, entender por qué y no pienso que se vuelva una apología porque finalmente estos personajes terminan muy mal y terminan sacando este lado psicópata que creo que nadie quiere vivir.
Creo que nadie quiere vivir en una paranoia, creo que nadie quiere ser abandonado por su papá, creo que nadie quiere vivir en una jaula de oro, al final del día la película nos muestra una realidad de cómo se termina si vives ahí, que es estar viviendo siempre cuidándote la espalda”, puntualizó Ruiz.
Mientras que para Raúl Briones, quien es el encargado de interpretar a Mazatzin —un escritor que se gana la vida como maestro de Tochtli—, considera que Fiesta en la madriguera podría llevar al público a acortar las brechas entre generaciones para poder entender mejor lo que tienen que decir hoy los jóvenes.
La entrada y salida del maestro hace que él tenga una perspectiva distinta, de convidar un poco esta realidad al interior de la madriguera, va descubriendo que necesita hacer lo que hace en el reportaje no tanto, porque entré a la madriguera con un plan de denunciar, sino más bien va viendo el desarrollo del niño y es él el que le va diciendo lo que hay dentro de la madriguera.
A las niñas, niños y niñes hay que voltear a verles, cuidarles y defenderles y saber que de verdad ya no se trata de nosotres, se trata de las nuevas generaciones y voltearlas a ver para saber qué es lo que tienen que decir de este mundo violento que les dejamos para que vivieran. Creo que urge un enlace y un puente generacionalmente hablando”, puntualizó el actor.
PARA SABER:
Fiesta en la madriguera llega el 1 de mayo a Netflix.
Con esta cinta Manolo Caro vuelve, después de cinco años, a filmar a México.
La película se rodó en un rancho en Guadalajara, México, y en Katima Mulilo, en Namibia
Miguel Valverde Uribe debuta en el cine con esta cinta a sus 10 años y es quien le da vida a Tochtli.
Nicolás Giacobone fue el encargado de hacer el guion de la cinta.
Fiesta en la madriguera es la ópera prima de Juan Pablo Villalobos. La novela es breve, consta de 112 páginas, por lo que, para darle un sentido más cinematográfico, se tuvo que crear una nueva línea argumental que estuvo avalada al 100% por Villalobos.
cva