El cupo para 2023 que estableció la Cofepris está fijado en 4,131 toneladas de glifosato formulado y 314 toneladas de glifosato técnico.

México redujo 50% el cupo de importación de glifosato para 2023 en comparación con 2022, como parte del proceso de eliminación de esas compras externas por ser un probable cancerígeno, lo que ha generado un caso controversial con Estados Unidos.

El 19 de marzo de 2023, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de México anunció el cupo anual de importación de dos tipos del agroquímico glifosato.

El cupo para 2023 está fijado en 4,131 toneladas de glifosato formulado y 314 toneladas de glifosato técnico.

Este cupo se implementó en 2021 bajo el Decreto de Maíz de 2020 y se reafirmó en el Decreto de Maíz revisado de 2023.

En comparación, el cupo para 2022 fue de 8,263 toneladas de glifosato formulado y 628 toneladas de glifosato técnico, mientras que en 2021 fue de 6,526 toneladas de glifosato formulado y 1,257 toneladas de glifosato técnico.

El cupo de importación de glifosato se implementó bajo el Decreto de Maíz de 2020, que exige una reducción gradual en el uso de glifosato en México y una prohibición completa para el 31 de enero de 2024.

El Decreto de Maíz revisado de 2023 reafirmó la eliminación gradual del uso de glifosato, con una prohibición total para el 31 de marzo de 2024.

De acuerdo con un informe publicado por la Cofepris, el glifosato es el herbicida más usado en todo el mundo; fue introducido al mercado por la empresa Monsanto en 1974 con su formulación más conocida, el Roundup.

En 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasificó como probable carcinógeno para humanos (Grupo 2A), después de revisar cerca de 1,000 estudios científicos, y demostró que este herbicida puede operar a través de dos características: genotoxicidad (daño en el Ácido Desoxirribonucleico, ADN) y estrés oxidativo (daño celular por la presencia de radicales libres).

Más adelante, en el 2019 el Departamento de Salud del gobierno de los Estados Unidos publicó un perfil toxicológico del glifosato que coincide con el reporte publicado por la OMS.

Finalmente, en 2020 se publicó la quinta edición de la Antología toxicológica del glifosato, que integra 1,108 investigaciones científicas sobre los efectos del glifosato en la salud y el ambiente.

Más recientemente, en Estados Unidos, el Noveno Circuito dictaminó que no había pruebas sustanciales que respaldaran la conclusión de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de que el glifosato -el ingrediente activo del herbicida Roundup- probablemente no es cancerígeno para los seres humanos.

La Ley Federal de Insecticidas, Fungicidas y Rodenticidas (FIFRA, por sus siglas en inglés) establece que la EPA no puede registrar un pesticida para su venta o uso si plantea “cualquier riesgo irrazonable para el hombre o el medio ambiente”, y exige a la EPA que revise periódicamente los registros existentes.

Como parte de este proceso de revisión periódica, la EPA emitió una decisión provisional en la que concluía que era probable que el glifosato no fuera cancerígeno para el ser humano y establecía medidas de mitigación para reducir los riesgos ecológicos derivados de los productos con glifosato.

El Noveno Circuito sostuvo que la caracterización de la EPA del riesgo que el glifosato supone para los seres humanos era incoherente con el propio análisis de la EPA de las pruebas de que disponía.

Por este motivo, el tribunal devolvió parte de la decisión provisional a la EPA para que la estudiara con más detenimiento, pero se negó a anular la decisión provisional por estos motivos o porque la EPA no hubiera cumplido los requisitos de consulta establecidos en la Ley de especies amenazadas antes de emitir la decisión provisional.

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