Perú y México están en plena crisis diplomática después de que el país andino haya declarado «persona non grata» al embajador mexicano en Lima, debido a tensiones bilaterales por la destitución del expresidente Pedro Castillo y el asilo otorgado por las autoridades mexicanas.

Perú concedió el 20 de diciembre un permiso para que la familia del destituido presidente Pedro Castillo pueda irse en asilo a México, pero declaró “persona non grata” al embajador de ese país y le pidió irse, al considerar que su gobierno se inmiscuyó en asuntos internos. Perú acusa de injerencia a México en la crisis política desatada por la destitución del expresidente Pedro Castillo. Mientras, México defiende su derecho a otorgar el asilo político, una tradición de décadas.

“México actúa legalmente”

Sin embargo, los comentarios de Andrés Manuel López Obrador no han sentado muy bien en Lima: “Sabemos distinguir muy bien lo que es el pueblo del Perú, que es un pueblo hermano, y la actitud de la llamada clase política, de los grupos de poder económico y político, que son los que han mantenido esta crisis”, dijo el presidente mexicano.

Entonces, ¿por qué se ha desatado esta crisis diplomática entre dos países que hasta hace poco tenían muy buenas relaciones bilaterales? “México actúa legalmente, jurídicamente, ofreciendo el asilo político. Lo lamentable es que las susceptibilidades políticas están a flor de piel y eso está generando una crisis bilateral. La diplomacia no puede supeditarse a estos pulsos que provienen de los presidentes en turno y que más que contribuir a la resolución de las controversias, las profundizan”, estima Juan Pablo Prado Lallande, profesor e investigador sobre Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Puebla.

Entre los líderes más recientes que recibieron asilo está el boliviano Evo Morales, pero anteriormente también lo tuvo el cubano Fidel Castro, el revolucionario ruso León Trotski, el shah de Irán o los exiliados republicanos españoles.

Un “instrumento inteligente de política exterior”

México usa el asilo político como una herramienta para pesar internacionalmente: “León Trotski en su momento y otras personalidades, cientos de niños españoles durante la Guerra Civil del 1936 al 1939, justamente recibieron ese estatus. Es un acto, pues, que ha tenido importantes réditos. Es decir, es un instrumento inteligente de política exterior que tiene como finalidad también promover el interés mexicano en países aliados. Por ejemplo, con el caso español. Es complicado que España y en consecuencia los países Schengen exijan visa a los mexicanos”, explica Juan Pablo Prado.

Queda por ver de qué forma va a afectar esta crisis a uno de los bloques de integración, por no decir el único, que más o menos funciona bien en la región: la Alianza del Pacífico, de la que México y Perú son miembros. En todo caso, México descartó romper relaciones diplomáticas con Perú: “Nosotros no vamos a expulsar a nadie, no lo hemos hecho y no se va a hacer”, dijo AMLO.

López Obrador ha sido uno de los más firmes defensores de Pedro Castillo, y lo volvió a defender este miércoles, al sostener que fue elegido por los peruanos y acusar al gobierno de ese país de reprimir a los manifestantes.

Además de México, los gobiernos de Argentina, Bolivia y Colombia también habían mostrado su respaldo a Castillo. Ello llevó al Perú a llamar a consulta a sus embajadores en esos cuatro países.

Boluarte busca salir de la crisis

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, renovó el miércoles parte de su gabinete. Como presidente del Consejo de Ministros (primer ministro) asumió el abogado Alberto Otárola en lugar de Pedro Angulo. Se trata del segundo jefe de gabinete en dos semanas de gestión de Boluarte y el séptimo en año y medio.

Otárola se desempeñaba hasta ahora como titular de Defensa y fue una de las cabezas visibles del gobierno para afrontar con mano dura la crisis generada tras la destitución de Pedro Castillo.

En un intento de mitigar la crisis, el Parlamento aprobó el martes avanzar los comicios generales de 2026 para abril de 2024. Boluarte deberá entregar el mando a su sucesor en julio de ese año. “La confrontación y polarización le hicieron mucho daño al país, necesitamos voltear esta página para dedicarnos a trabajar”, dijo la presidenta este miércoles, durante una ceremonia policial.

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