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Además de quejas de otros socios comerciales, México pone en riesgo la llegada de más inversiones en el sector energético, considera el grupo financiero suizo UBS.

La política energética del gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador que ya provocó que Estados Unidos y Canadá activaran el capítulo de solución de controversias en el marco del T-MEC puede contravenir otros acuerdos comerciales que tiene México, advirtió este lunes el grupo financiero suizo UBS.

“Las políticas energéticas de México podrían contravenir otros tratados internacionales como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), lo que conllevaría el riesgo de que otros países también presenten reclamaciones”, comentó UBS en el reporte La primera gran prueba para el T-MEC: Invirtiendo en México.

En los últimos 20 años, México se ha convertido en una de las economías más abiertas del mundo con acuerdos comerciales con más de 50 naciones.

Inversiones en riesgo

Las consultas y el posible dictamen del panel podrían servir para poner de manifiesto la importancia de la inversión e innovación del sector privado en el mercado energético. México está en una posición privilegiada para aumentar su peso económico en la región debido a que el sector manufacturero norteamericano se acerca cada vez más al consumidor. “Si el país desea beneficiarse al 100% de esta tendencia tendrá que ser capaz de ofrecer una energía limpia, fiable y asequible”, se lee en el reporte de UBS.

Además de la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos y Canadá, el costo potencial para México en caso de no resolverse la disputa provendría de las oportunidades de inversión, anticipa la firma.

Las tensiones comerciales entre China y EU, así como la pandemia y la invasión a Ucrania vuelven a México atractivo como centro de inversión.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destaca UBS, la reubicación de cadenas de suministro podría aumentar el valor de las exportaciones anuales de México en 35,300 millones de dólares, sin embargo, esta disputa comercial podría “empañar la valoración que puedan hacer los inversores sobre México como destino para acercar la producción, y una cantidad insuficiente de inversiones en el sector energético podría entrañar problemas para la disponibilidad de la energía en los próximos años”, apunta.

Más allá del T-MEC

El presidente López Obrador ha dicho que los cambios en materia energética no infringen el T-MEC, que México se reserva su derecho soberano a modificar la Constitución y la legislación nacional en materia de energía, conforme al Capítuo 8 del tratado, que además establece que el país podrá disponer de todos los hidrocarburos presentes en su territorio.

Sin embargo, explica UBS, Estados Unidos y Canadá argumentan que aceptaron reconocer esa parte del nuevo tratado comercial sin prejuicio de sus propios derechos y de las soluciones jurídicas en el marco del T-MEC.

“El tratado dispone que México no podrá adoptar medidas para el sector energético que resulten más restrictivas que las concesiones paralelas otorgadas en otros acuerdos de comercio e inversión que hubiesen sido ratificados por el país antes del T-MEC”, expone UBS.

En ese sentido, añade UBS, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT) ratificado antes que el T-MEC, incluye la liberalización de los sectores de generación y comercialización de la electricidad. Entonces, “el argumento es que México debería garantizar a los inversores estadounidenses y canadienses el mismo nivel de acceso que el concedido a los miembros del TIPAT”.

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