El asedio contra Kiev continúa a la par que se intensifican los enfrentamientos en el oeste de Ucrania.
En el día 19 desde el inicio de la invasión rusa, la capital ucraniana fue golpeada por fuertes ataques de artillería después de un fin de semana de fuertes combates en los suburbios de la ciudad.
Los servicios de emergencia ucranianos dicen que un ataque aéreo ruso golpeó un bloque de apartamentos de nueve plantas en el distrito de Obolon, en el norte de la ciudad y a 10 kilómetros del centro.
Según las autoridades, al menos una persona murió como resultado del ataque y otras tres tuvieron que ser trasladados al hospital. Otras nueve personas fueron tratadas en el lugar del suceso y 15 residentes se salvaron de lo ocurrido.
El ataque tuvo lugar el lunes temprano por la mañana cuando las tropas rusas se acercaban a la capital.
Las imágenes muestran un edificio en llamas mientras los bomberos se apresuran a socorrer a los residentes y sacarlos junto con sus pertenencias.
«Salimos del apartamento y vimos que la escalera ya no estaba allí, todo estaba en llamas», le dijo Maksim Korovii a la agencia Reuters, describiendo cómo él y su madre se escondieron inicialmente, pensando que las fuerzas rusas estaban derribando la puerta.
«No sabíamos qué hacer. Así que salimos corriendo al balcón. Conseguimos ponernos la ropa que teníamos a mano y nos abrimos paso de balcón en balcón y al final bajamos por la entrada del edificio de al lado. Ahora estamos tratando de recuperar algunas de nuestras cosas con la ayuda de los bomberos».
Una persona murió y seis resultaron heridas después de que los restos de un misil ruso derribado golpearan una calle residencial en otra zona de Kiev, en el distrito de Kurenivka, dicen las autoridades ucranianas.
El gobierno de la capital informó además que la planta de aviones Antonov fue bombardeada.
Rusia niega haber atacado a civiles y describe sus acciones como una «operación especial» para desmilitarizar y «desnazificar» Ucrania. Occidente lo considera un pretexto sin fundamento para invadir el país.
Conversaciones «difíciles»
Mientras tanto, Ucrania y Rusia iniciaron este lunes la cuarta ronda de negociaciones.
Ucrania dijo que inició conversaciones «difíciles» sobre un alto el fuego, la retirada inmediata de tropas y garantías de seguridad.
El negociador ucraniano Mykhailo Podolyak publicó una foto en Twitter y escribió: «Negociaciones. Cuarta ronda. Sobre la paz, alto el fuego, retiro inmediato de tropas y garantías de seguridad».
Más tarde dijo que las discusiones habían comenzado, pero que eran complejas, porque los sistemas políticos de Rusia y Ucrania son demasiado diferentes.
Las rondas anteriores se concentraron principalmente en el alto al fuego para llevar ayuda a los pueblos y ciudades sitiados por las fuerzas rusas y evacuar a los civiles.
Pero esas treguas han fracasado hasta ahora.
En la región de Zhitómir, al oeste de Kiev, los residentes se han enfrentado a bombardeos masivos diarios, matando a civiles y dejando a muchos sin hogar.
En las dos primeras semanas de la invasión, los rusos lanzaron más de 40 ataques aéreos y con cohetes contra la propia ciudad de Zhitómir y los pueblos y aldeas circundantes.
La ciudad, que tenía una población de unos 280.000 habitantes antes de la guerra, es un punto clave en el corredor logístico y humanitario hacia Kiev, le dice a la BBC su alcalde, Serhiy Sukhomlyn.
El gobernador de la región de Kiev, Oleksiy Kuleba, dijo que las ciudades de primera línea cerca de la capital estaban siendo evacuadas el lunes por quinto día. «El alto el fuego en nuestra región se mantiene, aunque es muy condicional», dijo Kuleba.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo que un claro objetivo de sus negociadores, que hablan a diario con los rusos, es «hacer todo lo posible» para organizar una reunión con Putin.
«Debemos aguantar. Debemos luchar. Y ganaremos», enfatizó Zelensky en un video.
Las conversaciones se reanudarán el martes después de una «pausa técnica», dijo el asesor ucraniano Podolyak.
«Crear pánico»
Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dijo que el ataque a una base militar ucraniana cerca de la frontera con Polonia este pasado domingo tenía como objetivo «crear pánico entre la población civil».
Las autoridades ucranianas dijeron que ocho misiles rusos impactaron en el Centro Internacional para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad (ISPC, por sus siglas en inglés) ubicado en la ciudad de Yavoriv, en la región de Lviv, a solo 10 km de la frontera con Polonia, miembro de la OTAN.
Las autoridades reportaron al menos 35 muertos y 134 heridos como resultado del ataque.
Moscú confirmó que realizó los ataques. De acuerdo con el Ministerio de Defensa de Rusia, en esa ofensiva murieron «hasta 180 mercenarios extranjeros» y fue destruida gran cantidad de armamento suministrado a Ucrania por otros países.
En los primeros días de la invasión, las fuerzas rusas ingresaban a Ucrania principalmente desde el este, norte y sur del país. Pero el aumento de los ataques en el oeste, más cerca del territorio controlado por la OTAN, es visto como un desafío a Occidente, con Estados Unidos a la cabeza.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, aseguró que un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia podría resultar en una Tercera Guerra Mundial; aunque ha descartado en repetidas ocasiones el envío de tropas estadounidenses para un enfrentamiento directo con Rusia.
«Quiero ser claro: defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN con todo el poder de una OTAN unida y galvanizada», escribió el mandatario en Twitter.
«Pero no pelearemos una guerra contra Rusia en Ucrania. Una confrontación directa entre la OTAN y Rusia es la Tercera Guerra Mundial».
Fosas comunes
Los intensos bombardeos rusos han obligado a los residentes de algunos pueblos y ciudades ucranianos a enterrar a los civiles muertos en fosas comunes improvisadas, y muchas víctimas no han sido identificadas.
«No podemos enterrar (a las víctimas) en tumbas privadas, ya que están fuera de la ciudad y el perímetro está controlado por tropas rusas», le dijo a la BBC el teniente de alcalde de Mariúpol, Serhiy Orlov.
Miles de civiles han quedado atrapados allí durante casi dos semanas, rodeados de tropas rusas que disparan cohetes y proyectiles, que han destruido muchos edificios. Los funcionarios de la ciudad dicen que hay una necesidad desesperada de alimentos, agua, medicinas y electricidad.
«La crisis humanitaria y el genocidio continúan», denunció Orlov.
La ciudad es estratégica porque capturarla permitiría a Rusia unir sus fuerzas en Crimea y la región oriental de Donbás, controlando la costa.
Varios intentos de evacuar a los civiles atrapados en Mariúpol, que tiene una población de 400.000 habitantes, fracasaron la semana pasada porque los planes para permitirles viajar a través del corredor humanitario tuvieron que abandonarse debido a los continuos bombardeos rusos.
Ucrania dice que el número de civiles muertos allí ha aumentado por encima de los 2.500, una cifra que la BBC no ha podido comprobar.
En Bucha, un suburbio de Kiev capturado por los rusos, 67 cuerpos fueron enterrados en una trinchera, le dijo un parlamentario local a la BBC. Un médico publicó un video del entierro en Facebook.
Y Chernigov, en el norte, también está utilizando un cementerio temporal, ya que los combates han hecho que el principal sea inaccesible.
Los entierros sin ceremonias son impactantes para los ucranianos, que esperan ritos cristianos y que tienen amargos recuerdos de las masacres de la Segunda Guerra Mundial.