Después de 79 años vuelven a coincidir el Miércoles de Ceniza, que para los creyentes practicantes es un día de ayuno y abstinencia, con el Día del Amor y la Amistad o San Valentín, en el que se conmemora sobre todo al amor romántico y de pareja.

Al respecto, el doctor Jaime Pérez Guajardo, secretario de la Dimensión de Bienes Culturales y Arte Sacro de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), detalló que esta coincidencia, en año bisiesto, no debiera verse como algo contrapuesto o contradictorio.

“No hay tragedia, podemos vivir la dualidad de este 14 de febrero (mañana)”, sostuvo el presidente de la Comisión Nacional de Arte Sacro.

Aparte, Rosario Guerra, Consagrada del Regnum Christi, dijo que “la coincidencia de estas fechas se debe a que el Miércoles de Ceniza es una fecha movible que se calcula con base a 40 días previos al Domingo de Pascua, mientras que el día de San Valentín se conmemora al santo romano Valentín de Terni, que en la época de prohibición de los matrimonios por el emperador Claudio II, celebraba en secreto bodas para jóvenes enamorados, hasta su martirio el 14 de febrero del 270”.

En tanto con motivo de inicio de la Cuaresma, Rogelio Cabrera López y Ramón Castro, presidente y secretario general de la CEM, señalaron que los “grandes desafíos” que enfrenta México son “la violencia, pobreza, las desigualdades, la corrupción y la impunidad”.

Plantearon que “como pastores no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo, especialmente de los migrantes, que viven un verdadero éxodo buscando oportunidades y huyendo de diversas esclavitudes”.

Por ello “animamos a toda la sociedad mexicana a dejar atrás el pesimismo y la resignación para trabajar juntos en la construcción de un país más justo, solidario y fraterno”.

Con respecto al Miércoles de Ceniza, Perez Guajardo, quien también es laico Consagrado del Regnum Christi añadió que es sabido que “a tomar ceniza acuden incluso los que no van a misa, el sentido penitencial es de todos porque sabemos que nadie puede tirar la primera piedra, todos tenemos algo por que pedir perdón con una deuda de penitencia, con la misma gratitud de los peregrinos arrodillados que caminan hasta besar los pies de la Virgencita. Quisiéramos nunca habernos equivocado y sabemos que algo recuperamos con el sacrificio, la donación gratuita de nuestra humildad sencilla es el corazón que se comprime”.

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