La industria de juguetes hechos en México, el cuarto productor más grande del mundo, crecerá a un ritmo de 5.69 % anual durante el periodo de 2023 a 2027 gracias al fenómeno del “nearshoring” o relocalización de cadenas, según un reporte publicado este martes.

Tan solo en México, las ventas de juguetes a nivel nacional representaron ingresos por $4,650 millones a finales de 2022, según detalló el organismo Normalización y Certificación NYCE México.

Por ello, el director general de la organización, Carlos Pérez, exhortó a las empresas cumplir con las normativas de Estados Unidos y Canadá, a donde va casi el 85 % de las exportaciones mexicanas, para garantizar el acceso pleno al mercado norteamericano.

“Si queremos que México siga siendo uno de los principales productores de juguetes a nivel global, es necesario que los empresarios cumplan con las regulaciones establecidas que brinden certeza a los usuarios», indicó Pérez.

La llegada de empresas o plantas a México por el fenómeno de relocalización de cadenas o «nearshoring» ha traído al país más de $13,000 millones en inversiones en lo que va del año, según expuso la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en junio pasado.

Estas inversiones ocurren porque empresas con plantas en otros continentes, en especial de Asia, mudan sus cadenas de producción a territorio mexicano para aprovechar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Por ejemplo, la empresa Mattel anunció el año pasado una inversión de $1,000 millones de pesos (unos $588 millones) para consolidar su planta en Nuevo León, estado del norte de México, como la más grande del mundo.

En el mismo estado, la planta de Lego invirtió $507 millones para expandirse y ser también la más grande de esa firma.

NYCE México recordó que los fabricantes de juguetes en México deben tener la infraestructura necesaria para cumplir con las regulaciones vigentes en Norteamérica.

Entre ellas, destacó pruebas de laboratorio para eliminar la posibilidad de que contengan sustancias tóxicas como el plomo y otros metales pesados, o que sus componentes se descompongan en piezas tan pequeñas, que pudieran provocar asfixia en los niños.

«Actualmente, la infraestructura para pruebas de laboratorio a la que estos productos son sometidos en México también les permite demostrar su cumplimiento con las regulaciones vigentes en los mercados de Estados Unidos y Canadá”, apuntó Pérez.

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