Las sudamericanas LarrainVial y Grupo Patio pactan alianza con el Grupo Delta, de los mismos fundadores de Femsa, para conformar un vehículo de inversión con un capital en torno a los 100 mdd.

El nearshoring o desglobalización, que tan en boga se puso con la pandemia y la guerra, con los agudos problemas logísticos que se desencadenaron en el mundo, instaló indiscutidamente a México como uno de los mercados ganadores.

Su cercanía a Estados Unidos puso al país azteca como el lugar idóneo para mudar allí fábricas que proveyeran de piezas y partes e insumos a múltiples industrias para el mercado estadounidense. La Gigafabrica que Tesla está comenzando a instalar en Monterrey es sólo un botón de muestra de esta tendencia que en lo medular busca situar complejos productivos industriales cerca de los mayores centros de consumo.

Esta tendencia despertó el apetito de grupos chilenos. Silenciosamente, desde hace unos seis meses que LarrainVial y Grupo Patio -liderado por Álvaro Jalaff- trabajan un plan para instalar en zonas cercanas a la frontera de Estados Unidos varios complejos industriales y logísticos para arriendo y venta a compañías fabricantes de múltiples industrias.

Pero no lo harán solos, sino que sellaron un acuerdo, una empresa conjunta, con un socio local. Se trata de Grupo Delta, ligado al poderoso e histórico grupo Garza Santos, parte de la misma familia fundadora de Femsa, que entre sus múltiples ramas de negocios se dedica al desarrollo, inversión y administración de negocios inmobiliarios.

La firma, integrada a su vez por varias compañías -como Desarrollos Delta, Fibra MTY, Delta, entre varias-, es presidida por Federico Garza Santos, quien hace unos seis meses estuvo de visita en Chile, precisamente en el marco de lograr esta asociación con Grupo Patio y LarrainVial.

Además de haber sido fundadores de Femsa (Isaac Garza fue cofundador de la Cervecería Cuauhtémoc, el origen de Femsa, en 1890), este grupo empresarial mexicano también ha dado origen a varios negocios, como Gamesa (la mayor fabricante de galletas de México, adquirida por PepsiCo), MADISA-CAT (mayor distribuidor de maquinaria y equipos Caterpillar), y el Tecnológico de Monterrey, fundado por Eugenio Garza Sada.

Esta empresa conjunta tripartito administrará un fondo en el que ellos mismos coinvierten, pero al que buscan sumar más aportantes. Por ello, en las últimas semanas han desplegado un trabajo de reuniones en Chile, Perú y Colombia, con miras a cerrar este vehículo de inversión con recursos por en torno a los 100 millones de dólares, para partir los primeros proyectos en México.

Se trata de complejos industriales greenfield, es decir, de construcción desde cero (no compra de activos), unos seis proyectos, de los cuales ya tienen identificados cinco, que en total sumarán unas 30 naves industriales que instalarán en la zona norte de México, Tijuana y Nuevo León, preferentemente, a unos 100 kilómetros de la frontera con Estados Unidos.

El objetivo es arrendarlos a fabricantes de piezas y partes que son a su vez proveedoras a Estados Unidos. Por ejemplo, en la industria automotriz, electrónica, metales, maquinaria, plástica, química, entre múltiples manufacturas destinadas a atender al mercado estadounidense.

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