El presidente de Cuba afirmó que su país ve «con admiración e interés» el amplio proceso transformador que defienden actualmente los mexicanos
Tras recibir la condecoración de la Orden del Águila Azteca de manos del presidente Andrés Manuel López Obrador, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, aseguró que hoy, México y Cuba marchan juntos.
En la zona arqueológica de Edzná, en Campeche, el presidente de Cuba afirmó que su país ve «con admiración e interés» el amplio proceso transformador que defienden actualmente los mexicanos.
«Nuestros pueblos están hermanados más allá del idioma, la cultura y la geografía, por una tradición de lucha que ha sellado una amistad inquebrantable», subrayó.
«Nuestros países marchan hoy juntos, consolidando los avances alcanzados en los vínculos bilaterales y decididos a identificar nuevas oportunidades y proyectos que beneficien a ambos pueblos».
Miguel Díaz-Canel dijo que en días como este, resuenan más las palabras del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, cuando aseguró que «hay en Cuba, con relación a México, una tradición de historia y de amistad que no tiene igual con ningún otro pueblo de América Latina».
Remarcó que recibe la condecoración que le otorga México, «con humildad e infinito agradecimiento, porque soy consciente de que el auténtico merecedor de tan significativo reconocimiento es el noble y heroico pueblo de Cuba».
Acompañado por su esposa, Lis Cuesta Peraza, y la comitiva oficial de su país, el mandatario caribeño afirmó que esta distinción reafirma el compromiso solidario que caracteriza las profundas relaciones entre ambas naciones «ayer, hoy y siempre».
El jefe de Estado cubano se dijo con suerte de estar en Campeche, porque por momentos le recuerda entrañables lugares de su país, «y cuyo gentilicio tiene tanto que ver con el carácter de nuestros pueblos».
«Así campechanamente, se me hace menos difícil aceptar este altísimo honor: recibir la orden del Águila Azteca, que simboliza el origen, la identidad y la fortaleza de la siempre entreñable y admirada nación mexicana», expresó.
Con el Altar de la Gran Acrópolis de fondo, los presidentes de México y Cuba sellaron su amistad con un efusivo abrazo.