Al concluir su Asamblea Plenaria, los obispos mexicanos llaman a buscar caminos nuevos en las relaciones sociales, políticas y económicas, que lleven a la construcción de una patria mejor para todos.

“Queremos expresar, a través de este mensaje, nuestra preocupación ante la realidad que estamos viviendo”. Esta la motivación del breve mensaje de los obispos mexicanos al final de la Asamblea Plenaria de la Conferencia del episcopado mexicano (CEM), este viernes, 11 de noviembre. Sin restar importancia a las “muchas y muy variadas dificultades” que ha enfrentado el pueblo mexicano en su historia, para el episcopado estos “tiempos actuales son complejos y desafiantes”.

“Nos preocupan, entre otras cosas, la pobreza creciente y la destrucción del medio ambiente; la inseguridad y la violencia; el narcotráfico y la drogadicción; las extorsiones y los secuestros; los feminicidios y los miles de desaparecidos; los desplazamientos forzados de tantos migrantes, quienes buscando una vida mejor, atraviesan el territorio nacional convertidos, tristemente, en mercancía humana; las amenazas a la democracia, la libertad religiosa y de expresión; la polarización ante las diversas propuestas políticas, alimentada, muchas veces, por quienes deben promover la unidad para el bien del país”, se lee en el mensaje, que fue presentado, este jueves, en una rueda de prensa.

No quedarnos cruzados de brazos

Los prelados recuerdan las palabras de Jesús que invita a no perder la paz ni acobardarse para hacer frente a difícil situación que atraviesa el país y a “no quedarnos cruzados de brazos ante los problemas que afectan a todos”.

En este contexto, el mensaje recuerda las palabras del Papa Francisco en su mensaje a los obispos mexicanos en febrero de 2016, en las que invitaba a no trabajar de manera aislada, sino a hace un trabajo conjunto: “comenzando por las familias; involucrando a las comunidades, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad, sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas…”

Que nadie viva de las migajas

“La inmensa mayoría de los mexicanos sueña y está dispuesta a construir una sociedad en la que todos podamos sentarnos en armonía en la mesa común, donde nadie tenga que comer las «migajas que caen de la mesa”, expresan los obispos, al tiempo que invitan a “encontrar caminos nuevos en las relaciones sociales, políticas y económicas, que nos lleven construir una patria mejor para todos”

Para la Iglesia de México, ese camino se construye a través de la organización de conversatorios y foros, “con miras a un diálogo nacional para acuerdos por la paz que involucre a diversos sectores de la sociedad civil”. Por su parte, los obispos se sumarán a este diálogo seguros de que “la intercesión de la Santísima Virgen de Guadalupe” ayudará a los mexicanos a renovar la mente y el corazón para hacer del país esa  “casita sagrada” donde “nadie se siente extraño, un lugar de encuentro, convivencia y cercanía”.

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