Francia se convirtió ayer en juzgado donde se dirimen procesos relacionados con libertad de expresión, con ciberacoso, violación y abuso sexual. En ambos casos, una mujer en el centro del conflicto. Y también ambos, dignos de convertirse en ejemplo para el debate sobre hasta donde terminan los derecho de uno y comienza la libertad del otro. Para el debate sobre la efectividad de la justicia y la prevención. Y dignos de libro y película.

Y es que en Francia, 90 mujeres fueron asesinadas por su acompañante en 2020, un año dominado por la crisis sanitaria; frente a los 146 de 2019, fue un “pequeño rayo de esperanza”, según dijo el ministro de Justicia y refiere el diario Le Figaro. Sin embargo, expertos han previsto que, si el Covid-19 efectivamente redujo el número de feminicidios, hoy ya están en aumento y el 2021 promete ser mucho más mortífero.

La nación vive un aumento de casos y atestigua dos juicios representativos de violencia y abuso contra las mujeres

De regreso a los casos, la primera historia versa sobre Valérie Bacot, quien llegó la víspera al tribunal de la ciudad Chalon-sur-Saône, para enfrentar su juicio ante los tribunales, le achacan cadena perpetua.

Considerada la nueva Jacqueline Sauvage (quien viviera un caso similar y recibiera al final un perdón presidencial en 2016), Bacot es acusada de haber matado a su expadrastro, quien se convirtió en su marido, y quien la violó y prostituyó por más de 20 años. Ella niña tenía 12 años cuando el amante de su madre, Daniel Polette, 25 años mayor que ella, la violó por primera vez.

El 13 de marzo de 2016, luego de que Daniel le exigiera a su esposa una nueva humillación sexual, y ante la amenaza de que la historia se repitiera con sus cuatro hijos, ella se apoderó del arma que su esposo-verdugo escondía y lo mató de un balazo en el cuello. Dos de sus hijos le ayudaron a esconder el cuerpo. Ella es arrestada en octubre de 2017.

Casi 600 mil personas han firmado una petición para exigir su liberación. El juicio está previsto para continuar el viernes.

Mientras tanto, un grupo de jóvenes están siendo juzgados en París por haber acosado en línea o amenazado de muerte a una adolescente, Mila, que publicó unos controvertidos videos sobre el islam, y aseguraron que no eran conscientes de participar en un “asalto digital”.

Trece acusados de entre 18 y 30 años, la mayoría sin antecedentes judiciales, comparecieron en un tribunal penal de la capital francesa por acoso, en algunos casos acompañado de amenazas.

El caso se remonta a enero de 2020, cuando Mila, una francesa que tenía entonces 16 años, publicó un video que se volvió viral, en el que calificaba al islam de religión “de mierda” y criticaba fuertemente al Corán.

Con información de agencias

Frase

“Siempre encontraba algo. Primero eran bofetadas, luego se convirtieron en patadas, puñetazos y me estrangulaba. Luego hubo amenazas con arma (con la que lo mataría)”

Valérie Bacot
Víctima de abusos, presunta homicida

“Yo no amenazo de muerte a alguien porque me diga algo que no me gusta. Nada puede disculpar unas palabras tan criminales, tan monstruosas”

Mila
Joven acusada de ofender al islam

Hay que pensar dos veces antes de tuitear

Según el abogado de Mila, la joven recibió más de 100 mil mensajes de odio y amenazas de muerte desde que publicó el video en el ofendía al islam, por lo que fue puesta bajo protección policial.

A raíz de los mensajes y las amenazas, la joven se vio obligada a dejar los estudios. Desde entonces, ningún centro acepta que estudie en sus aulas.

Uno de los acusados, un estudiante de inglés de 21 años, había tuiteado el 16 de noviembre: “Que alguien le abra el cráneo, por favor”.

“Estaba harto de ver su nombre todo el tiempo en mi cronología pese a que ella no me interesa”, se justificó, “en ese momento, no sabía que estaba siendo acosada. Fue algo estúpido y debería haberlo pensado”.

Otro de los procesados, de 22 años, que en noviembre tuiteó: “Te mereces que te degüellen, sucia puta”, comentó que “reaccionó en caliente”. “Siempre hay que pensarlo dos veces antes de tuitear”, admitió, presentando sus disculpas a la joven, quien no disimuló su enojo.

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